Más allá de los famosos slogans… ¿De dónde viene y cómo se forma tu autoestima? 

El otro día leyendo una revista apareció un artículo que decía: “5 pasos para aumentar tu autoestima y conseguir una vida exitosa”. Me quedé pensando, en lo compleja que es la autoestima y en cuáles serían esos cinco pasos mágicos que llevarían a las personas a triunfar. 

Parece que aumentar o tener una “buena autoestima” es la clave única y mágica para ser felices, vivir con pasión y tener una vida “exitosa”. Estamos siendo bombardeados todo el tiempo por programas de la televisión, contenido de Instagram y Redes Sociales sobre los beneficios de tener una autoestima “alta” y las consecuencias de una “baja». ¡Como si fuese algo que pudiéramos adquirir en un mercado o bolsa de valores!

Querernos a nosotros mismos y valorarnos por ser quien somos es un proceso y, como tal, no se consigue inmediatamente. De hecho, la autoestima no es algo con lo que nacemos. Se teje a partir de las relaciones con los demás.  

Profundicemos en ello, ¿de dónde viene la autoestima y cómo se forma?  

La autoestima se forma a través de la imagen y la mirada que nos devuelve nuestro alrededor. En este sentido, quienes más nos influyen son nuestras figuras más cercanas: madres, padres, hermanos mayores y educadores. Es decir, la de nuestras primeras figuras de cuidado. 

 Hay muchísimos mensajes conscientes e inconscientes, explícitos o implícitos que estas personas nos van enviando desde nuestra infancia. Pueden ser mensajes muy alentadores como: “Eres genial, y muy divertida” o muy desalentadores como: “No me gustan las niñas mandonas” … Cada uno de ellos, tienen la capacidad de ir formando y moldeando nuestra autoestima.  

Si el niño recibe valoraciones y sentimientos mayormente positivos, va a ir absorbiendo mensajes que le van a agradar, interiorizando la siguiente imagen: “Soy bueno, soy valioso”. La influencia de sus personas más cercanas está siendo positiva, está contribuyendo a que el niño genere una sensación interna de valía y de bienestar. Como resultado, va construyendo una autoestima sólida y fuerte. 

Ahora, si estos mensajes y sentimientos hacia el niño/a son mayormente negativos va a causar mucho dolor. Puede interiorizar una imagen negativa de sí mismo: “No soy bueno, no soy valioso”. Por ende, puede hacer que se rechace a sí mismo, generando mucha fragilidad y debilidad en la autoestima. Podemos encontrar que mensajes como: “Es que ¡no sirves para nada!” terminarán generando en el niño la siguiente idea: “siempre voy a ser un/a inútil”.   

Estos mensajes no siempre se transmiten a través de la palabra, sino que a veces lo más importante no es lo que se dice sino lo que se hace. Sería interesante pensar, ¿qué mensajes he recibido de mis padres o adultos más cercanos? ¿Y qué cosas han hecho para hacerme sentir valioso o no?  

En cualquier caso, para vuestro consuelo y tranquilidad, no todo queda condicionado por qué nos dijeron, por cómo nos trataron de pequeños o por cómo viví mis primeras experiencias en un campo de la vida, (laboral, familiar, de pareja…) 

Es importante saber que siempre podemos trabajar en nosotros mismos para estar mejor. Se puede entrenar la psicología para ganar autoestima, cambiar la mirada y el trato que nos damos a nosotros mismos.  

Para mejorar nuestra autoestima, necesitamos conocernos en lo que nos gusta más y en lo que nos gusta menos de nosotros mismos… conocernos con nuestras luces y sombras 

¿Cómo lo logramos?  

A través de un profesional que nos ayude a cuestionarnos cómo somos, cuánto valemos y que pueda devolvernos una imagen de nosotros lo más objetiva posible. La clave está en la reparación del impacto que causaron todas esas miradas desacertadas o injustas que recibimos en el pasado.  

¿Para qué nos sirve?  

Para que, en función de lo que veamos en las sesiones, podamos potenciar y desarrollar aquello en lo que verdaderamente estemos más limitados. Así, podremos tener una imagen más ajustada de nosotros mismos y trabajaremos aquellas cosas que nos entorpezcan más en el día a día. 

Y, ¿cuál será el resultado? 

Tendremos la posibilidad querernos más y mejor. Podremos aceptarnos y valorarnos más, con nuestros puntos fuertes y también con nuestros puntos débiles. Estaremos trabajando en nuestro bienestar y equilibrio emocional y… eso sí que será la clave para conseguir el éxito y la felicidad. 

Ahora, te preguntamos a ti… ¿Te animas a entrenar tu psicología?