La crianza no es fácil. Puede ser lo más bonito del mundo y una etapa que en el futuro recordarás con cariño, pero también es agotadora. Te exiges estar bien, responder a tus hijos con paciencia, educar de forma consciente y, además, disfrutar del proceso… pero hay días en los que sientes que no puedes más. Es normal estar cansado mentalmente, tener sentimiento de culpa o la sensación de que no lo estás haciendo todo lo bien que podrías.
Autoexigencia, juicios ajenos, la falsa creencia de que tenemos que poder con todo solos… Todo esto hace que te olvides de que tú, como padre o madre, también necesitas cuidado. Y sentirse superado/a no significa que estés fallando a tu hijo, significa que eres humano, que necesitas un espacio para escucharte, validar tu cansancio y aprender a gestionar la culpa sin castigarte.
¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda como madres/padres?
Una de las creencias más extendidas sobre la maternidad y la paternidad es que debemos poder con todo solos. Nos han enseñado que pedir ayuda está mal, que es un signo de debilidad y que si otros pueden, tú también deberías poder. Y si no, algo estás haciendo mal, incluso puedes estar fracasando como padre o madre. Y no, no es así.
Además, los juicios externos tampoco ayudan, ya sea el de la familia, las amistades e incluso las redes sociales. Todo el mundo parece tener una opinión sobre cómo estás criando, y eso a la larga te lleva a poner más energía en aparentar que en cuidarte de verdad.
También hay un componente emocional importante cuando nos negamos a pedir ayuda. Como padres o madres, nos cuesta asumir que no tenemos todas las respuestas. Y cuando sentimos que no estamos disfrutando del proceso como se supone que deberíamos hacerlo, aparece la culpa. Sí, puedes necesitar un respiro sin necesidad de ser mal padre o madre, o que se cuestione cómo lo estás haciendo.
Señales de que necesitas un espacio para ti
Hay muchos indicadores de que algo necesita cambiar, aunque a veces los pases por alto para seguir tirando del carro en casa. Si te reconoces en alguna de estas señales (o en varias), necesitas más espacio para ti:
- Irritabilidad constante: te molestan pequeñas cosas que antes no, pierdes la paciencia fácilmente o sientes que todo te sobrepasa.
- Ganar de huir o desaparecer: fantaseas con estar solo/a, desconectado/a del mundo y sin responsabilidades durante unos días.
- Culpa persistente: te machacas por gritar, por estar cansado/a, por no jugar más con tus hijos, por necesitar espacio… Por todo lo que se te ocurra.
- Sensación de no estar disfrutando de nada: aunque quieras mucho a tus hijos y sean lo más importante de tu vida, sientes que no estás viviendo, solo sobrevives.
Lo que siempre debes tener muy presente es que estas señales no te hacen peor madre o padre. Te convierten en una persona que necesita espacio, darse un respiro y cuidado emocional.
Lo que no te dicen sobre la crianza
La maternidad y la paternidad suelen estar idealizadas. Se espera que disfrutes de cada etapa, porque luego el tiempo vuela; que des el 200% de ti, que eduques con amor… Pero nadie te cuenta lo suficiente sobre el desgaste, la renuncia y la contradicción que conlleva cuidar a otros sin dejarte de lado. Por eso, ten siempre presente todo esto:
- Está bien no saber algo. No hay un manual único para criar, y si eres primerizo/a, es lógico que tengas dudas, frustración o miedos.
- Está bien pedir espacio. Cuidar no es sinónimo de anularte como persona, también necesitas silencio, descanso y tiempo para ti (y en pareja).
- Cuidarte también es cuidar a tus hijos. Si tú estás agotado/a, no podrás acompañarles como te gustaría. Ponerte en el centro nunca será un acto egoísta.
¿Qué te ofrece la terapia en esta etapa?
La terapia es ese espacio seguro que ahora mismo sientes que te falta. El lugar en el que nadie te juzga, en el que no tienes que estar bien (si no lo sientes así) ni justificar cómo te sientes. Por eso, si te decides a pedir ayuda profesional, podrás hablar de esa sensación de agotamiento sin sentir culpa, y empezar a verbalizar todo lo que llevas dentro.
También identificarás qué ideas heredadas te están haciendo sentir mal, y cómo construir una forma de criar que se adapte mucho mejor a ti. Y sí, un profesional también te dará las herramientas para hacerlo, porque descansar, poner límites y escucharte son necesidades básicas.
Recuerda que no vas a criar mejor por ser exigente y crítico contigo, tienes que encontrar el equilibrio. Porque si tú estás bien, puedes estar mejor para cuidar a los demás. ¿Necesitas terapia para aprender a gestionar la culpa y el estrés después de haber sido madre o padre?
Ahora tu primera sesión con un 20% de descuento con el código SESION20.

