Una de las preguntas que más nos hacen antes de empezar en terapia psicológica: ¿cuánto tiempo voy a necesitar? Es una duda bastante lógica, sobre todo si has escuchado que la terapia dura años o que una vez que empiezas, es para toda la vida. Pero ni esto último es cierto, ni un profesional podrá darte nunca una cifra exacta en la primera sesión. 

La terapia psicológica es un proceso que lleva tiempo y no es lineal. No hay una duración única, porque todo depende de tu problema, tus objetivos, la frecuencia de las sesiones y del tipo de acompañamiento que busques. Si vas a empezar en el proceso, tienes que saber que lo más importante es que la terapia online te ayude, te acompañe y que percibas cambios durante el proceso. 

Factores que influyen: objetivos, frecuencia, profundidad 

La primera clave para entender cuánto dura la terapia es que cada proceso es único. Jamás habrá dos personas iguales ni dos motivos idénticos para acudir a consulta, aunque otra persona te haya contado su problema y te sientas identificado/a. La raíz del problema, las causas o las circunstancias personales siempre son diferentes. Influyen todos estos factores: 

  • Objetivos personales: no es lo mismo acudir a terapia para aprender a gestionar una situación concreta (un pico de estrés en el trabajo, ansiedad o un duelo) que si buscas un cambio más profundo en tu manera de relacionarte contigo y con los demás. 
  • Frecuencia de las sesiones: al principio, lo recomendable es acudir semanalmente para generar confianza y mantener la continuidad. Más adelante, cuando ya haya ciertos avances, es posible espaciarlas cada dos semanas e incluso una sesión mensual. 
  • Profundidad del proceso: es muy normal acudir a terapia psicológica por un problema concreto y que durante el proceso aparezcan otros aspectos (falta de autoestima, heridas pasadas, traumas de la infancia…). Si decides profundizar también en estas áreas, donde probablemente esté la raíz de tu problema actual, la terapia se va a prolongar de una manera natural. 
  • Estilo del psicólogo/a y del paciente: la metodología, la manera de trabajar y cómo utilices las herramientas que te facilitan los profesionales también influye en el proceso. 

Terapia breve vs. terapia a largo plazo 

¿La terapia psicológica debe ser breve o está bien que se alargue a largo plazo? Por resumir de manera sencilla ambas, la terapia breve está orientada a problemas concretos, como un episodio de estrés laboral, ansiedad, desmotivación o un duelo por la pérdida de un ser querido. Normalmente, suele durar entre 6 y 12 sesiones, aunque lógicamente varía según la persona y todos los factores que ya hemos explicado. El objetivo de este tipo de terapia psicológica es adquirir ciertas habilidades y herramientas para mejorar el bienestar. 

En cambio, la terapia a medio o largo plazo está ‘reservada’ para objetivos más profundos, como mejorar la autoestima, corregir patrones de relación o trabajar traumas. En este caso, no hay un número aproximado de sesiones, porque la terapia es un acompañamiento durante todo el proceso, que puede durar meses o años, según la evolución. 

¿Y cuál es mejor? Ni una ni otra. La mejor terapia psicológica es aquella que se adapta a lo que realmente necesitas en este momento de tu vida. Además, la entendemos como un espacio flexible que se adapta en todo momento al proceso y a las circunstancias de la persona. 

Etapas comunes en un proceso terapéutico 

Aunque cada terapia es única, es cierto que la mayoría de procesos suelen seguir fases bastante parecidas. Son las siguientes: 

  1. Inicio y vínculo: las primeras sesiones sirven para construir la confianza entre paciente y psicólogo/a. Es el espacio para compartir lo que te preocupa, entender cómo será la manera de trabajar y establecer objetivos. Y es una de las que más importancia tiene para sentir que estás en un entorno seguro y sentar las bases de la relación. 
  2. Exploración y comprensión: en esta etapa, el psicólogo/a identifica patrones de pensamiento, emociones recurrentes y conductas que generan malestar. Sirve para entender cuál es el problema, de dónde viene y ajustar el tratamiento. 
  3. Aplicación de herramientas: con esa base clara, un profesional podrá proporcionar las herramientas necesarias para avanzar, como técnicas de regulación emocional, ejercicios para mejorar la autoestima o la comunicación. Aquí probablemente notarás más cambios en tu día a día. 
  4. Consolidación: una vez alcanzados los primeros objetivos, la terapia psicológica se debe centrar en mantener esos cambios y en prevenir recaídas. Es el momento también de espaciar más las sesiones, pero siempre con el seguimiento adecuado. 
  5. Cierre: esta etapa demuestra que la terapia no tiene por qué ser eterna si no lo necesitas. Ocurre cuando sientes que tienes recursos suficientes para seguir adelante por ti mismo/a y tu psicólogo/a lo confirma. 

Mitos sobre la duración de la terapia 

Para hablar sobre la duración de la terapia, también tenemos que desmontar algunas ideas equivocadas muy presentes en la sociedad. 

Mito Realidad 
“La terapia dura toda la vida» La terapia tiene un inicio y un final. Puedes retomarla en otro momento de tu vida si las circunstancias lo requieren. 
“Si no mejoras en pocas sesiones, es que no funciona» No siempre. Hay personas que superan el problema o la dificultad en unas pocas semanas, mientras que otras necesitan más tiempo. Depende mucho de lo complejo que sea el problema y de su profundidad. 
“Si empiezo, me engancho y no podré dejarlo» La terapia no genera dependencia. Su objetivo es darte herramientas para ser autónomo/a y no depender de un psicólogo/a para estar bien. 
“El psicólogo me dirá cuánto debo quedarme» La duración es una decisión compartida. Tú y tu psicólogo/a acordáis cuándo continuar, espaciar o cerrar el proceso, según los avances. 

La duración de la terapia psicológica jamás puede ser un proceso lineal ni rígido. Todo lo contrario, porque la frecuencia de las sesiones se adapta a ti, al problema que necesites tratar y a tus tiempos. En POP Empower, nuestro objetivo es que entrenes tu psicología, abordando todas las áreas vitales, para alcanzar un bienestar emocional y desarrollarte personal y profesionalmente.

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